Escribe: Biana Vanegas
Conocí a SNEIDER ALIRIO de 27 años de edad en la calle. Siempre se solía ver por el centro de Neiva, pero inesperadamente no se volvió encontrar durante 12 meses aproximadamente. Un día cualquiera nos encontramos y fue sorprendente el cambio total en su aspecto físico, casi irreconocible, estaba limpio, bien vestido, era otra persona.
Él es oriundo en la ciudad de Bogotá, donde a su corta edad de los 9 años empezó a consumir sustancias alucinógenas prohibidas, como la mariguana y el bazuco, consecuencia del maltrato infantil que padeció por cuenta de sus padres quien en medio de su ignorancia le vulneraron sus derechos. Sneider no tiene hermanos, ni familia allegada, dice estar solo en este mundo. Y en la navidad del año 2013 llegó a Neiva.
fuente:https://www.flickr.com/photos/34812519@N02/3703462128Bogotá- Colombia
Él asegura que el consumo de las drogas es una problemática actual que sentencia a muchos niños y jóvenes a refugiarse en el camino equivocado por la sed de salir de la mala situación, producto de ello se ocasiona una daño emocional severo como lo padeció él, quien se hizo adicto para olvidar su realidad, pero gracias a la Fundación casa de Habitante de calle vio una luz para dejar atrás sus vicios. Ahora dice ser feliz porque encontró gente que realmente lo quiere.
A don Sneider le inquieta de sobre manera que el Estado no se preocupa por esta población que es tan numerosa. Actualmente en Neiva los programas vigentes no pasan de una jornada de aseo o alimentación esporádica; de manera que él junto con el grupo de trabajo de la Fundación busca darle la mano a quienes los necesitan, porque así como el salió de esa situación muchas personas pueden hacerlo.