Escribe Daniela F. González Q.
Doña Aminta Quiroga tiene cincuenta y tres años y hace veinte años trabaja como auxiliar de odontología en la E.S.E CARMEN EMILIA OSPINA; esta mujer apasionada por lo que hace, ama la profesión que escogió y día a día se levanta muy temprano a iniciar su jornada laboral. A las cinco y media de la mañana nuestro personaje empieza a prepararse para cumplir con su labor o dar inicio a la agenda del día, la cual está llena pacientes que esperan ser atendidos por el odontólogo de turno y los cuidados de ella.
Doña Aminta labora en dos puestos de salud distintos. En la mañana le corresponde la sede de Fortalecillas, donde su jornada laboral culmina a las doce del mediodía; luego, se regresa para Neiva a encontrarse con su familia, almorzar y muy a la una y cuarenta del mediodía está nuevamente retomando labores hasta las seis de la tarde en la sede del barrio Eduardo Santos. Esta mujer no cuenta con transporte propio, puesto que es madre cabeza de familia y lo que gana es para el sustento de su familia; así que, ella a diario toma el transporte público para estar puntual en su trabajo.
Esta señora no labora los fines de semana pero no quiere decir que se queda en la casa descansando, no señores, ella junto con unos familiares hacen tamales para la venta para poder solventar las deudas y gastos que tiene en el hogar. Diariamente vemos muchas mujeres ‘berracas’ como doña Aminta que a pesar de las muchas responsabilidades siguen adelante.